25 abr 2012

Amo los deportes mayoritariamente masculinos en su versión de mujeres.
El box, por ejemplo, es mejor que el de machines: se dan a lo loco y
no duran ni 7 rounds. ¿Han visto esa jocosa escena donde dos changos
se dan de putazos con unos guantes de box a diestra y siniestra sin
parar? Bueno, pues así es exactamente. Afortunadamente el box femenil
está creciendo y cada vez es más normal que entren en el vocabulario
cotidiano nombres como La Guerrera Torres o La Barbie Juárez.

El otro lado es el futbol. El juego del hombre en versión mujer es
horrible: juegan peor que niños, no corren, no hilan 3 pases, y las
mejores jugadoras generalmente se limitan a jugar casi como un jugador
hombre promedio o menos y por dar trallonazos frente a la portería.
¿Han visto la expresión de enojo de una portera cuando le meten gol?
En el futbol de hombres esa expresión no pasa prácticamente nunca con
excepción de Osvaldo Sánchez. Es tristísimo. Una vez fuimos a un
partido femenil cuando íbamos en la ENAP. Creo que era contra
Economía o algo así. Jugaban tan lento y feo que recuerdo que
gritamos por horas cosas como "párate, princesa" o "corre".

Sería divertido que el fútbol femenil fuera popular. Muchas más
niñas jugarían futbol y eso arremetería un poquitín contra la
tendencia "educación de princesa" tan en uso actualmente. Imagínense:
habría un culto a jugadoras pero con mecanismos femeninos. Por
ejemplo, regalos hechos a mano entregados a la salida de los
entrenamientos, comidas comunales con otras niñas promoviendo el
deporte y dándole una alternativa a las chicas machorras que sufren
acoso en la escuela. ¡Clubs de fans! Una de las cosas más divertidas
que podrían pasar sería que se pusiera de moda sincronizar periodos
menstruales con los de tu jugadora favorita. Imagínenselo: primero, en
las revistas de fútbol y cultura femenina infantil darían, de
contrabando, las fechas del periodo de la jugadora, luego en los clubs
de fans recurrirían a métodos más y más extraños para mover sus
periodos y harían encuentros masivos para celebrar la femineidad y la
garra del deporte, además del fluir de la sangre. ¡Tan sólo piensen
cuantos capítulos de La Rosa de Guadalupe podrían hacerse de eso!

Por supuesto, lo más notorio del futbol femenil en la cultura popular
es el chiste cebo del cambio de camisetas al final del partido.

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