23 oct 2010

MINI POST-IT #18: lo que pasa en tu cuarto se queda en tu cuarto y tus revistas que todavía guardas y lees cuando comes porque no ves televisión

Es curioso cómo lo que uno descubre en la vida real suele quedarse ahí y lo que uno conoce en internet suele quedarse ahí. Este es el punto de este post. Recuerdo que cuando tenía 18 años yo era un fan enorme de Nirvana y Frank Zappa, y las pocas ocasiones en que iba a casa de mi vecino a perder el tiempo tocando la guitarra y viendo la vida pasar (Full time slackers, and proud to be, that's right), también buscaba cosas en internet. Con 'cosas' me refiero a cosas simples: fotos, tablaturas, letras de las canciones (en esos tiempos no había Youtube, ¿se acuerdan?). La única manera de acceder a estas cosas en esos tiempos era ir al Chopo a pagarle $100 por un fanzine fotocopiado a un ladrón cobijado en la excusa de provedor cultural, por lo que entrar en un fansite de Kurt Cobain a ver jpeg's era una gran experiencia, toda distancia guardada. Recuerdo que una vez cada semana o quincena, 'invertía' en entrar a algún café internet (algún día nos desharemos de ese término) a bajar todas las letras y tablaturas que pudiera copiar a mano en una hora. Esos fansites ya no existen, y lo sé porque ya no tienen esa parte artesanal de incluir todo en un sólo lugar (cuando no entendíamos muy bien la naturaleza de lo que una 'Página Web' implica y pretendíamos poner todo en la misma pantalla). Así, en la compu de mi cuate bajé (e imprimí) cientos de tablaturas y acordes de canciones de Nirvana y Pearl Jam, vi cientos de fotos que nunca había visto de Kurt.
Con el tiempo uno baja sus reservas de impulsividad y cambia cosas en las que invierte su tiempo, así que dejé de buscar letras y tablaturas y no busqué más, en gran parte porque mis mayores intereses eran musicales y no se me ocurría otra cosa (nunca me interesó el chat y su posibilidad de comunicación internacional, y a la fecha abrir el MSN me deprime). Como las canciones que bajaba no terminaban en un disco y las imágenes que veía no acababan en una camiseta (salvo una vez, un cartel de un concierto de Nirvana y Tad que se borró muy rápido), mi vida se separó poco o nada de las opciones tradicionales de adquisición cultural, o sea, comprar discos y ver la televisión y hojear revistas en las cajas de la Comercial Mexicana. Años después, cuando tuve acceso a una computadora personal por fin (y este blog es prueba de ello) empecé, muy lentamente a descubrir cosas (me advirtieron que esta compu sólo servía para checar mi correo y ya). Hurgando en internet conocí cosas, como a Jim O'Rourke, y con él a Loose Fur y a Gastr Del Sol, y de ahí a Wilco. Cuando voy a casa de alguien con internet de verdad busco cosas que vienen de otras cosas que conocí en internet, por ejemplo, un disco nuevo de O'Rourke o uno de Otomo Yoshihide. O busco información de Wikipedia de cualquier cosa que se me ocurre. La cosa es que hoy día es raro que me acuerde de las cosas que conocí a través de experiencia directa cuando estoy en la compu. Es decir, hoy día, que sé buscar mejor que cuando no sabía ni teclear, no busco información de Zappa o Nirvana ni Pearl Jam. En aquellos días de vida silvestre un disco en vivo de Mudhoney o Fiona Apple o Entre Ríos me hubiera vuelto loco, y ahora, cuando voy a casa de alguien, simplemente se me olvida buscarlos, es casi fisiológico. Cuando tienes toda la información a la mano para encontrar toda la información que siempre quisiste saber de Burgess o de los proyectos de Krist Novoselic o anexas simplemente no la conectas. Los contenidos de tu juventud tienen poco o nada que ver con las estructuras de tu edad adulta. Supongo que, año con año (especialmente con nosotros, que no conocíamos las computadoras con internet desde niños), conforme las computadoras se van haciendo más y más parte de nuestras vidas, esto se va disolviendo y no podemos distinguir mucho este cambio entre esferas de experiencia. En mi caso de artista, por ejemplo, a la fecha el internet no sirve de gran cosa. Ver presentaciones en Flash de artistas en sus páginas de galería o personales no es de gran ayuda. Es cierto que muchas veces la única manera de conocer ciertas piezas es así, pero simplemente no te marcan, necesitas de la experiencia directa o a través de libros para decir que las ubicas. En una ocasión una chica me decía que no sabía si iría al Muac a una conferencia pitera o iría a un concierto de Radar, yo le decía que depende de quién era la conferencia. Dijo que era de una artista argentino cuyo nombre ni siquiera recuerdo y le dije 'ah, sí, lo ubico', y entonces disparó con algo que el 99% de la gente con la que llego a platicar de arte no dispara: '¿qué conoces de él?'. Mentí, no le ubicaba, pero la chica era guapa, y solté un franco 'no sé, es de esos artistas que sólo los ubicas viendo fotos en internet, y como que lo que ves de arte en internet nunca se te queda muy grabado, como que no es una experiencia realmente'. Fue así que me di cuenta. Y ahora que recuerdo, en aquellos tiempos, si bajaba textos (como entrevistas con Kurt, y muchas), la única manera que tenía de leerlas con calma era imprimirlas, pro hoy día me pasa un poco lo mismo: si pudiera, imprimiría todo lo que leo, de lo contrario, me cuesta mucho trabajo otorgarle importancia como texto, no sé, para mí antes es un .doc o un .rtf o un .txt. No sé, quizá si no hubiera sido y siguiera siendo un pobretón no habría aprendido a adquirir experiencias culturales de esa forma, quizá tendría muchos más GB de música de los que tengo (unos 7 apenas, y borro constantemente) y sería menos freaky. Pero sentiría menos amor por ustedes, y no quieren eso.


Los amo.

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