11 oct 2010

MINI POST-IT #14 i'll give you something to cry about, i'll give you something to cry about

Ahora que la fiebre de Sunday Night Heavy Metal volvió a la televisión abierta (Décadas en Televisa y La Academia en TV Azteca), en mi casa hay disputas a la hora de comer. Mi madre le gusta ver Décadas. En general, mi madre no sabrá nada de lo que quieran, pero por lo menos no tiene mal gusto, todos los programas mal plan que ve los ve porque soy yo quien termina endilgándoselos. Nunca ve TV Azteca. Si prendo la tele en Laura en América, ella le deja con más resignación que otra cosa, y no hace un escándalo. Yo soy fan de La Academia forever. Cuando le cambio ella de plano se enoja, de plano, dice que quite esas cochinadas y que le cambie, entonces vemos a Alan Tatcher forzando a un hombre a que grite el nombre de su perro en medio de llantos hasta el punto de la pena, para que por fin le manden al animal. Le dije a mi mamá que hacer que un hombre llore para que le devuelvan algo es cruel, y también que hacer polvo a una veracruzana sabrosa porque canta horrible y pasar fotos de su familia paupérrima antes de su acto para verla llorar es peor, pero es consentido, los chavos que entran a La Academia saben perfectamente que los van a hacer llorar, que los van a masticar y van a escupir y luego bailar sobre sus restos, pero ese es su papel, mientras que la pobre gente que va a Décadas sólo quiere volver a ver a su hijo, o su mamá, o su amor de la primaria, y eso les cuesta una humillación a nivel nacional. Mi mamá dijo que de algo hay que ganarse la vida, y le dije que humillar a las personas no debería ser ganarse la vida, entonces, le dije que fuera y se expusiera como el señor al que no le regresaban su perro hasta verlo llorar. Mi mamá, en un giro del destino, dijo que 'si le pagaban y le gustaba, ¿por qué no?'. Por supuesto que esta es plática de adolescente que no puede vivir con el mundo como es, ya lo sé. Más tarde, mientras me asomaba a su cuarto pasaban en la tele 'Iniciativa México', estaba la señora esa que purificaba el agua con no sé qué recursos y que quería un apoyo para desarrollar su proyecto y que todo el país tuviera agua limpia. Ya hablé sobre lo que representa un intento de producir tecnología en este país: no va a pasar, y no creo que haya mucho qué decir. Cuando pasaba, mi madre dijo: "mira, limpia el agua sucia" y le dije que no le iban a dar el premio. Le dije: "No le van a dar el premio, mejor se lo van a dar a la que ayuda a mujeres golpeadas o al de los drogadictos rehabilitados", y ella dijo que por qué oye, si es para el agua. Más tarde, antes de bañarme, mi madre gritó desde su cuarto: 'no le dieron el premio a la del agua, Rober... y sí se lo dieron a la que dijiste'. Le dije que a las personas les vale pito si el agua es limpiada o si produces gasolina con basura, quieren ver ojos morados y señoras llorando porque les tocó tener una vagina y ay qué difícil es eso. No con esas palabras, por supuesto. Ella dijo que qué mula es la gente y le dije que la gente es como ella, que le gustaba ver gente llorar en televisión por su perro.

Veo Iniciativa México cuando se acaba La Jugada en el 9 y antes que empiece Los Protagonistas, así que me toca ahorrarme el parloteo y los testimonios de vida y vamos directamente a las caras largas a la hora de dar los premios a la señora que violaron de chiquita y así. Aunque ya comenté mucho con el de arriba, uno que me llamó mucho fue el de una chaira de la vieja guardia, ya saben: muy alta, de origen extranjero (tenía apellido alemán o nórdico, en todo caso), guapa, con trenzas ridículas y que usaba falda indígena hasta los tobillos. Su proyecto se trataba de ir a comunidades alejadas de la mano de Dios donde los niños se gruñen entre sí y montan a las niñas a los 11 años como animalitos salvajes y enseñar a vivir en paz y con valores, con juegos y dinámicas. El proyecto es, basicamente, orientar y enseñar y posteriormente llevar este programa a muchos sitios. Me imaginaba la calidad moral de esta mujer: viviendo en alguna zona de clase media alta-alta de la ciudad, probablemente heredera de alguna casa y/o departamento, de familia poderosa, con educación en otro país o en escuela de prestigio, que actualmente sería probable que viviera en uno de los 3 o 4 deptos. que su familia tiene en Polanco o la Condesa. Ya sé que esto huele a rencor social cabrón, pero esperen, la cosa va por otro lado: ya he dicho que cuando vives cómodamente, un régimen de renta (o algo cercano) es una aventura. Cuando tienes condiciones de vida tan favorables y la vida es tan emocionante, tienes que buscarte algo, lo que sea. En el caso de esta chaira, es muy probable que haya tenido una formación tan impecable y haya sido criada en un hogar tan lleno de amor que la única manera de sentirse unida de algún modo al mundo sea pretender que le ayuda de algún modo a alguien, a saber, curiosidades étnicas. Y entonces, un ser humano puede mentirse toda su vida creyendo que está ocupando su lugar en el mundo y de paso rellenando a raudales su inciso de 'calidad moral'. Eso sin contar el inciso 'relación con otros seres humano'. Como cuando a finales de los noventas, con el EZLN, empezó a circular la expresión "Nuestros hermanos indígenas", la cual es la expresión más peligrosa salida del sur del país (salvo cuando es la final de La Academia en Tuxtla Gutierrez). ¿Han notado cómo los chairos suelen jugar con los niños hijos de indígenas (como el hijo del que les vende empanadas de zarzamora con arándanos o el que les lava el coche) como si fueran animalitos curiosos. Una vez tuve una novia a la que le regalé unas acuarelas que hice (¡sí, las acuarelas se hacen, fue toda una experiencia!) y poco tiempo después cortamos. Seré franco: me importó un pito, pero poco tiempo después me contó que se había ido de vacaciones a Chacahua, y remató: "Por cierto, unos niños indígenas prácticamente se acabaron tus acuarelas". No recuerdo haberme enojado más con ella, ni siquiera cuando me obligaba a pasar toda la tarde con ella y su amiga rehabilitada que tenía el cerebro fundido y creo que vivía en una caja de cartón y hablaba a velocidad hiperlenta. Ella la compadecía mucho, quería ayudarla. Supongo que es parte de esa complicidad femenina que no entiendo y biológicamente no tendría cómo ni por qué entender. Yo decía que solaparla en sus idas a ver vagabundos como amigos no estaba bien, y sólo reforzábamos el lóbulo de su cerebro que la hace comportarse como estúpida. No sé, no me parece que esto deba ocurrir, en serio, es algo que me jode la vida. Una vez platicaba con el Greñas sobre cómo el arte de muchas mujeres artistas no es considerado importante por ser arte importante, sino por ser arte de mujeres, le decía que esto es como dividir los vagones del metro en dos, o sea, es como decir: 'te vamos a dar un lugar porque vemos y aceptamos el problema', siendo el problema que somos la sociedad más hipócrita de la historia. Cuando llegamos a casa de una amiga seguimos platicando al respecto y ella decía estar de acuerdo, pero, y supongo que en calidad de mujer, decía que había ciertos aspectos propios del género imposibles de mover. Yo hubiera usado la expresión 'tara invencible'. Yo no decía mucho, sólo que otorgar un lugar a alguien por pensar que se lo merece daña a uno, daña a esa persona y daña al mundo. Le comenté de aquel capítulo de House M.D. donde un chico con un megatumor en la frente, cuya remoción sería pagada por un reality show, resulta que no tiene un tumor, sino una enfermedad que hace que una cosa extraña ocurra y, básicamente, que no es un fenómeno de circo, sino una persona normal. El chico no quiere que le muevan nada porque ha vivido toda su vida como fenómeno, con los lujos y privilegios que eso conlleva, y que eso es él y no lo va a cambiar. House dice que es un cobarde porque no quiere enfrentar al mundo, y yo estoy de acuerdo. Les decía a mis amigos que ese es el punto: no se debería dar ningún trato especial a alguien por ser negro, o latino, o por tener una vagina. Les dije que ser un campeón en silla de ruedas es lo más fácil del mundo, y ella me dijo: 'pero es que tú estás muy cabrón'. No lo dijo como queja o molestia, sino como 'espera, estamos discutiendo algo para con lo que tienes niveles de exigencia demasiado altos, ese es pedo tuyo', o al menos eso entendí. No sé. Soy de la idea que nadie merece nada, que el verbo merecer ni siquiera debería existir en nuestra calidad de humanos. Ya lo dijo De La O en su post sobre Tunick (mucho más afortunado que el mío): Degas trataba a sus modelos casi como objetos, para él la gente no merecía un trato digno sólo por ser, sino que debían ganárselo. Una posición semejante me parece la única posible, y curiosamente eso no tiene que ver con el amor al mundo. Esto está cerca de aquél post de Céline. ¿Alguien sabe si en la Biblia usan la palabra merecer? Es en serio, es algo que me interesa.



Pero yo los quiero, no lo duden nunca.

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