14 sept 2010

mini post it #5: I'm lost, I'm no guide, but I'm by your side; I'm right by your side

Siempre me expreso con mucho amor de la música que escuchaba cuando era niño (Michael Jackson), puberto (La Lupita, Jamiroquai, Beastie Boys) y adolescente, y con éste último rubro he terminado usando muchos elementos en mi trabajo por razones muy largas y arty que no se discuten aquí (sino aquí: www.preludioa110o220.blogspot.com pero no se recomienda más que para gente del gremio). Incluso, lo más divertido de repasar tus fuentes varios años después es que encuentras ciertas cosas que puedes usar como estrategias en tu trabajo (en mi caso, estrategias artísticas and so). En esa línea, he encontrado cosas muy útiles en dibujar booklets de Nirvana o Mudhoney, hacer cuadros con portadas de discos de Sonic Youth y Jim O'Rourke, en un largo etcétera. Sin embargo, si de una banda de mis días mozos he renegado en ese aspecto, y de la que he renegado mucho, es Pearl Jam. Justo después de hacerme de todos los discos de Nirvana disponibles en el Mix-Up, Comercial Mexicana o en Mercado de Discos (¿así se llamaba?), empecé a hacerme fan from hell de Pearl Jam. Siempre que reniego de mi amor por Pearl Jam lo hago precisamente porque carece de esos aspectos arty que las otras bandas que mencioné sí tienen: en Nirvana y Mudhoney hay un montón de humor e impulsos adolescentes que son como oro para el artista, y Sonic Youth es más un conjunto artístico que una banda de rock, y con Pearl Jam, el problema es que es una banda de rock simple. Con una estética refinada, pero, en el fondo, es una banda de rock, con más bases en la música y ya. Por esta razón, creo que por varios años confundí mis expectativas actuales con el puro hecho de escucharlo y dejé de hacerlo. Como hay más discos de Pearl Jam en las tiendas que de Nirvana, me fue muy fácil volverme fan: no sólo compré todos los álbumes, sino empecé a comprar singles y cuando sacaron su set de 72 Bootlegs, yo compré 4, de manera que el fanatismo me duró más. Hoy día, en este claustro, casi por curiosidad, volví a desempolvarmis discos de PJ y los volví a escuchar. No recordaba lo bueno que era, y he vuelto a escucharlos con frecuencia. No obstante, no siento la menor intención de comprar sus discos nuevos (después del Riot Act se acabó el amor). Con Pearl Jam pasó algo muy simple: se hicieron viejos muy rápido. Si en 1998, después de lanzar el Yield, se hubieran separado y hubieran vuelto hoy día a hacer giras cantando las canciones de esos 5 discos, serían mejores de lo que son ahora. Ten (Epic, 1991) es un disco de rock en toda la extensión, pero es demasiado bueno, en serio, es un disco tan redondo que cae gordo. VS (Epic, 1993) fue la contraparte exacta: las canciones rudas eran mucho muy rudas (Go, Blood), y las canciones melosas eran más simples y menos arregladas (Small Town, Daughter). Por otro lado, empezaban a experimentar con canciones más oscuras (Indifference) y otras de plano raras para una banda de rock (WMA). Vitalogy (Epic, 1994) fue, al menos en mi opinión, su mejor disco: las canciones rudas eran aún más rudas (Last Exit, Spin the black circle) y un poco más simples y oscuras (Tremor Christ, Not for you, Satan's bed), las canciones melosas ahora eran un poco más oscuras y/o sinceras (Nothingman) y, lo mejor, es que todo el disco estaba lleno de aspectos experimentales que eran resueltos en el plano del rock y en lo visual (el arte es increíble), algunas canciones como Bugs o Aye Devanita eran claras manifestaciones sacadoras de onda, y otras como Hey foxymophandlemama that's me eran, de plano, joyas que ya no volverían a ocurrir. El otro día lo escuché completo después de varios años, y se me puso la piel chinita. No Code (Epic, 1996) aún conserva el carácter experimental, pero más enfocado a lo musical (In my tree, Who you are, I'm open), además de apuntar a canciones que fueran la mezcla exacta entre lo sencillo y lo más o menos resuelto (Habit, Sometimes) que se concretaría en Yield (Epic, 1998). En este disco, el último buen disco de PJ hay joyas del rock de estadio (Wishlist, Given to fly, Do the evolution) y joyas menos comerciales que jamás tocan en vivo (Pilate, Faithful, Push me pull me, No way). Después de esto, PJ tuvo que aceptar, con no mucha dignidad, que se estaban volviendo viejos (ni tanto, todos tenían unos 35 máumeno) y el Binaural (Epic, 2000) ya empezaba a avejentarse: las mejores canciones de este disco son buenas, sí, pero suenan a discreta patada de ahogado cuando se les compara con los éxitos anteriores (Off the girl, Thin air, Grievance, Parting ways), y el tono de todo el disco es mucho muy mediano, entre el rock con menos energía y la balada genérica. Riot Act (Epic, 2002) ya era el acabose, con canciones de rock que simplemente ya no podían dar más (Save you, 1/2 full), baladas hechas, de plano, casi por encargo (Love Boat Captain, Thumbling my way, I am mine), y canciones de rock muy mediocres (Green disease, Cropduster). Los únicos momentos afortunados del Riot Act son cuando Matt Cameron empezó a meter de su cuchara (You Are) o cuando Vedder tuvo momentos (Can't keep). Por lo demás, ya no compré el disco homónimo, porque desde los sencillos se escuchaban a lo que creo que Pearl Jam ya es en toda su extensión: veteranos que ya no saben hacer rock como antes. El caso de todo este post es que al reescuchar estos discos después de, en serio, muchos años (por lo menos unos 6 o 7) me hizo entrar en una especie de regresión. En mi adolescencia yo siempre me vestía con camisetas y franelas encima. El otro día, a falta de mi chamarra 'de casa' (es decir, una chamarra que uso aquí y que Dios sabrá cuánto tiempo lleve sin lavar), me puse una franela particularmente vieja y recordé muchas cosas. Cuando iba en diseño y, de repente, iba en look adolescente, una amiga me decía que me veía mejor así que como solía vestirme (camisa y chamarra encima, como la gente). Es raro cuando piensas lo que implicó, en tu desarrollo, el crecer. Desde niño siempre he sido más alto que mis compañeros y gordo, de manera que nunca me sentí plenamente como niño (compraba mi ropa en la sección de caballeros de la Comer), es decir, nunca me sentí comodo y ligero para correr por los prados y reír a carcajadas (ambas cosas me sofocaban, y yo tenía bronquitis con frecuencia) y por lo mismo, supongo, nunca quise crecer para ya saber manejar y fumar (dos cosas que a la fecha no hago). Cuando McDonald's trajo a su zona de juegos el laberinto de pelotas yo me sentía demasiado grande para esos trances, y siempre me reprimí y no entré, aun cuando la mamá de un amigo me alentaba a hacerlo. Uno no se da cuenta que crece, y si eres grande y grueso, menos. De manera que, de cierta forma, es muy fácil que uno nunca crezca en la parte en la que uno tiene que poner de su parte, ya saben, madurar conscientemente y dejar de hacer todo lo que te hace feliz y pensar en cosas serias. Recuerdo que un primo tuvo un accidente grave en su moto y otro primo, de otra de mis tías, criticaba su caso con una calidad moral horrible: le recriminaba que tenía panza chelera, y que él ya tenía hijos y debía ponerse en cintura, y que cómo tiene una moto si eso es de jóvenes y todo eso. Por lo tanto, es muy fácil que uno, a la menor provocación, regrese a escuchar la música de su juventud y todo eso. Ahora, en este interin entre no salir a la calle por voluntad y ya de plano no querer hacerlo por el puro miedo del mundo exterior (me perdí la expo de Soulages nada más por no querer salir), con mi franela sucia y cantando a Pearl Jam mientras trabajo, se me ocurre que tal vez ninguno de nosotros debió salir ni de la niñez ni de la adolescencia nunca.

1 comentario:

sirako dijo...

me encanta que tus mini post its son más largos que mis mega notebooks.