5 sept 2010

mini post it #2: por una posición humanista en la comedia

Como parte de mis etapas en las que me obsesiono con un campo aparentemente ajeno a mi área (por como suelo hablar de esas cosas pensarán que en mi carrera la gente no ve más que pintura, pero la verdad es que hay mucho de cierto en ello), últimamente he estado pensando mucho en la Comedia y sus implicaciones en el arte. Hay algo de heróico en pararse frente a un escenario. Kim Gordon, en un texto que acompaña el Confusion is sex/Kill yr idols de Sonic Youth, dice que la gente le paga a los demás para realizar sus sueños, y que el mejor campo de observación de esto es el escenario del rock. En el caso de los comediantes (y de los imitadores también), no hay mucho de heróico, es decir, no hay esa cosa quasi épica que ocurre con los músicos. Por coincidencia (como todas las cosas de esta vida), me he topado con varias frases al respecto: Lenny Bruce dice que el humor es tiempo + dolor, Marty Feldman dice que la comedia, como la sodomía, es un acto innatural, y Pablo Vargas Lugo dice que el humor tiene sentido cuando se crea un hueco en el entendimiento, y que la ironía es humorística, pero no necesariamente negativa, y que se vuelve negativa cuando uno coloca demasiado peso en la creencia en sí misma, cuando a uno le importa creer en algo (p.ej.chistes religiosos que le incomodan hasta a tu tía la que sí fue a la universidad). La Posibilidad de una Isla, de Houellebecq, tiene como protagonista a un comediante, y en ella dice (y creo que ya lo mencioné antes) que la única especie capaz de la risa es la única especie capaz de la crueldad, y esto de acuerdo con él. Thomas Hirschhorn dice que la idea de arte como un arma es peligrosa, porque las armas se te pueden disparar. Mi idea de humor es algo similar a eso: es algo que te explota en la cara. Hay algo interesante en la comedia que puede nutrir al arte, especialmente al video y el performance, por ejemplo en Paul McCarthy y Mike Kelley. ¿Qué es lo peor que le puede pasar a un comediante? 100 mexicanos dijeron que es que el público no se ría de sus chistes, sin embargo esto no es más que un traspie. Lo peor que le puede pasar a un comediante es que la gente sienta pena por él, lo que suele denominarse 'de pena ajena', esto es, cuando el personaje en el escenenario se cae a pedazos y se le empieza a ver la humanidad. Cuando el público comienza a poder ver la humanidad del comediante, necesariamente empieza a establecer una relación más profunda con él y, como un animal con una presa herida y que no puede dar pelea, esta relación es incómoda. Este punto en el que un comediante puede pasar, sutilmente, de figura a ser humano vil y corriente es lo que podría ser interesante en el arte. Muchos artistas que hacen performance del tipo humorístico suelen usar de la ironía y una especie de humor que usualmente mantiene su nivel sin muchos cambios, y esto es lo que, a veces, suele hacer de sus piezas algo seco y un poco aburrido (como con Los Super Elegantes). En otros casos, esta ironía no es más que sorna, y las risas sólo son provocadas por esta complicidad compartida de 'hey, me estoy burlando de mí mismo'. ¿Recuerdan lo que dije que me gustaba de Mike Kelley? Lo que decía de los motivadores profesionales, de cómo empezaban hablando de cosas particulares y simples (como la falta de dinero) y poco a poco iban pasando a temas muy generales y casi trascendentales (como la presencia del demonio entre los seres humanos). Si muchos de estos performances, especialmente en este país, adoptaran un poco más no sólo de los adornos de los "medios masivos goeiii", sino también de su narrativa, quizá sería más entretenido y más fuerte. Y con fuerte quiero decir shockeante. Hace poco empecé a sopesar la posibilidad de una pieza que implicara pararme frente a una pared de ladrillos y contar los chistes más misóginos que alguien haya escuchado jamás, la mayoría de ellos, con menos humor que ingenio para encontrar metáforas. Para esto, tendría que convocar a un quorum de chicas y saber cuáles son los tabús de los do's y dont's de lo que se puede decir en un chiste al respecto de la condición femenina. Houellebecq dice que las mujeres no tienen sentido del humor, y que por eso asocian esta cualidad con la masculinidad. Me declaro de acuerdo. ¿Se han dado cuenta que el 99% de las comediantes mexicanas sólo tienen un tema para sus chistes?: Mi marido no da el ancho o su extensión menos personal: los hombres no sirven para nada, básicamente. Siento que hay algo muy fuerte en todo esto, a ver qué sale; por alguna razón llevo mucho tiempo sintiendo la 'inquietud' (odio el término, pero es muy justo en este caso) de hacer el ridículo en términos de arte. Hay una relación extraña y compleja entre la posición que ocupa el sujeto sobre el escenario y la que ocupa el público y cómo intercambiarla en Comediantes, Imitadores y Botargas. Espero encontrar algo pronto.

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