23 ago 2008

days of gold, now rain on tin

Me gustaría ir a una fiesta que recibiera a los asistentes con un letrerito como este:


Recién me desconecté de internet, apenas me voy a calentar de comer, son las once y media de la noche, me traigo la comida frente a la computadora y veo que un insecto decidió morirse en mi sopa, en la tele van a entrevistar al sujeto que ganó la medalla de oro olímpica, es día de fiesta nacional, y nadie dice nada de Paola Espinosa, que también participó hoy y está bien guapa. Hoy, vía msn, platicamos, un amigo de la prepa y yo, con otro que tiene años que no vemos. Nos invitó a beber a su casa en Cuernavaca, y le verdad la idea me emocionó un poco. Antes de eso platicábamos de cómo la jefa de nuestro grupo de cuarto de prepa actualmente es edecán o pretende ser modelo. Creo que voy a dejar internet, sabes que algo es una adicción cuando puedes decirte: “Es una adicción”. Me meteré a un gimnasio, escuché que hacer ejercicio libera endorfinas. Eso puede que explique muchas cosas de cuando iba en prepa, tenía una amiga a quien quería mucho que decía que a ella le gustaba jugar basketball o futbol porque así ‘sacaba’ todo lo que no pudo sacar en el día, la verdad es que cada que decía eso me entristecía un poco. Ya no la veo. La verdad, la mera idea de que algo que detesto tanto no por el esfuerzo sino por lo aburrido que resulta como es el deporte libere endorfinas me parece como si alguien se burlara de mí en mi cara. Quizá no sea tan complicado, es decir, es cosa de fluídos y hormonas, si habláramos en un tono hondo de él serían términos clínicos, anatómicos; además, el deporte es de esas cosas que si no se hacen no funcionan, así que quizá quedarse al margen mientras todos bailan sea pura teoría y no sirva. Justo ahora me da un calambre en el dedo. Los comerciales que pasan mientras en la tele anuncian:

Condones
Cerveza
El gobierno del Estado de México
Cerveza
Tratamiento para el pie de atleta
Refresco de cola
El poder judicial de la federación
Cerveza

Ahora, todo el staff televisivo presta atención al relato del medallista, todos están sentados en un escalón del escenario de utilería mientras lo escuchan con una atención impecable. La cámara enfoca, intermitentemente, a la medalla del mexicano. Es increíble, una reacción similar a la que habrá experimentado el primer americano que vio un caballo empaña el lente de la cámara, aunque con un vaho que hace que todo sea más visible. Más comerciales.

Camionetas
Un tratamiento para metrosexuales
Bebida energética
Tienda departamental
Crédito inmobiliario
Complemento alimenticio para niños
Lotería
Vitaminas
Cerveza
Una página de internet para jóvenes

Ahora el medallista responde a la pregunta de si hay o no hay apoyo para los deportistas en el país. Trata de ser políticamente correcto, pero suelta un dato revelador: el apoyo se lo ganó él, le empezaron a apoyar ‘bien’ hasta que obtuvo reconocimientos fuera del país, hasta que era una inversión segura. Recuerdo una conversación vía msn con Elso, platicábamos de hacer ejercicio, que practicarlo no es garantía de nada (puede ser que tu cuerpo no responda, o quede mal formado, por mera anatomía propia, o que tiendas a subir de peso), como si no tuviéramos suficientes problemas, le dije, y ella me dice: nada más nacemos y nos quedan todas las rebabas. Bonito, de verdad.

Ya es la una y media de la mañana, acabo de lavar los trastes. Imagínate esto, imagínate que estamos en una zona del planeta en el que durante una temporada sólo hay noche. Sería muy extraño, dada la particular naturaleza local. Nuestras películas estarían cubiertas de esa luz amarillenta propia de interiores, o de esos focos de neón, azulosos. Las borracheras cambiarían, creo, saldrías de tu cruda en casa de tu amigo con una extraña sensación de una especie de desfase, quizá no habría resaca moral, quizá sería una resaca moral mucho más fuerte, quizá la gente vería sus relojes con más frecuencia, quizá no, no sé, se me hace difícil de imaginar, pero sería interesante.

Voy a meterme a un gimnasio, voy a secretar endorfinas, voy a dejar esto, voy a volverme (por fin) vegetariano, voy a secretar endorfinas.

¿Sabes qué está de moda? Que te metas tu superioridad moral hecha a base de dinero y prisas por el culo.

Si fuera un personaje de Dr. House, me gustaría ser Dr. House. Es chistoso como los personajes de las series televisivas están hechos en el cielo, son perfectamente compatibles entre sí, para cada Némesis hay un tipo que se pelea con él, cada uno actúa su parte y dan lecciones de vida entre ellos. Siempre suelo apoyar a los personajes menores y a todas las causas perdidas, no sé por qué, es casi patológico, desde que tengo memoria me gustan lo que siempre pierden, los que seguro se divierten menos. Es raro, siempre me han sido antipáticos los personajes populares, supongo que los diseñan para que sean recibidos así.


Miren, estoy de buenas:

=)

ya no:

>=(

Veo a los competidores de lucha grecorromana, a los de tae-kwon-do, a los de judo y a todos lo que implican confrontación corporal y no entiendo cómo pueden practicarse esos deportes sin tener un repentino acceso de furia. Si un tipo revoloteara sobre mí buscando mi costado para asestarle un golpe terminaría volviéndome loco y echándomele encima, apretando los dientes. En verdad –y en esto he estado pensando últimamente por las omnipresentes olimpiadas- me parece alarmante mi nivel de competencia, siempre la he rehusado, siempre me ha puesto infinitamente nervioso. De niño, dado mi dolorosamente evidente sobrepeso, cada que alguien profería un ‘carreritas’ o ‘el primero que acabe gana’, se me achicaba el corazón, se me constreñía como cuando aprietas una bolsa de papas cuando en la entrada de la tienda descubren que te las robaste. Sólo me gustaban las competencias donde era más que obvio que ganaría, aunque por lo general eran cosas de poca utilidad en la vida real, como dibujar y eso. No concibo cómo puede pasarse la vida entera compitiendo y no volverse loco. No competir tampoco hace mucha diferencia, está la paranoia y el miedo constante. Ya antes dije que debería haber clases de conversación, y ahora se me ocurre que debería haber cursos de competencia. No competitividad, eso suena a términos económicos (aunque amo los términos económicos, hablan de energía, de rutinas desgastantes, de venas que se dibujan en la sien) y de cursos de administración de empresas; no, competencia, talleres de competencia, que te enseñen a abordar violentamente al mundo, a sonreír, a ser propositivo, a bailar, a mitigar el dolor en el vientre y la entrepierna que provoca ver a una mujer increíblemente guapa, a mantenerse hablando todo el tiempo. Los cursos tendrían que dividirse en sexos, los cursos masculinos tendrían que darlos mujeres y viceversa, de lo contrario los hombres se enfocarían en ostentarse y las mujeres en halagarse; tendrían que enseñarte a dejar tu marca sobre el mundo.

Según leí, los icebergs no flotan ni nadan propiamente, hacen algo semejante a patinar, son bloques cuya punta visible es algo así como la quinta parte y mientras son mecidos por la corriente, la base va dejando un surco descomunal en el suelo congelado. En cierta manera, sí, flotan, pero algo tan pesado no puede ir por la vida sólo dejándose hacer, en algún momento tendrán que implosionar. Me gustaría verlo, que pasara.

3 comentarios:

sirako dijo...

quiero un iceberg.

yo nunca vi las olimpiadas y me siento mal por enterarme de todo por los blogs.

Jair Trejo dijo...

Yo jamás llevaría mí música a una fiesta; me parecería demasiado extravagante, ostentoso, no sé... descortés.

Ya me acostumbre a vivir con el mínimo de endorfinas, pero tu post me motivó a meterme al gimnasio. Digo, está enfrente de mi casa, debe ser una señal. Un ratito de placer químico por menos de lo que me costaría en cocaína, o quizá hasta en el cine.

De los deportes, el que más disfruto es correr. La idea de ganar es tan lejana, que ya ni siquiera es una competencia, sino sólo... una manera de acordarme de que mi cuerpo existe, de que soy algo más que este que lée y escribe casi 24/7. De controlarlo, como decías.

Me gustan tus posts largos; para mí escribir es casi como expulsar cálculos renales, de manera que esta clase de cosas me impresionan.

Anónimo dijo...

he de confesar que yo tengo un ipod pero fue casualidad del destino. podría decirse que llego a mi . y me parece ridicula la moda ipod pero hemos pasado tan buenos kratos!! ahhhhhhhh como soy de bajos recursos no puedo encargard iscos ni viniles entones lo unico que me queda es el mp3 y losdicospiratas dela lagunilla(puro revival diagh!!) y en mi casa como mis grabadoras son muy viejas pues nada hay qu epueda tocar los discos sucios de mp3

así que elipod se vuelve en mi es cuestión decpobresa y necesidad extrma. eso me salva de la ola ipods??

chin no creo

AHHH UNVIERNES...

CAÍ EN UN ANTRO DE BAJOS rECURSOS Y POCA concurrencia. CHIN PÓNÍAN MÚSICA tipo daft punk y cosas onda electropop.. mmm no se fresadas cool de hoy en día! cuando la cartelera debandas quetocarían anunciaba puramusica sucia yaselerada!!yoqueria mugre!!! y un compa pregunto que si no traía discos, buu salio un tipo con café tacuba y the mummies en su ipod con lo mínimo de suciedad!! chale quize tener mi ipod y llenar el luar de pura musicab ien atascada!!


BUENO YA ME VOY POR QUE TENGO QUE HACER PENITENCIA,NIMODO LAS CIRCUNSTANCIAS OBLIGAN!!

avemaría dame putería....