14 jul 2008

de regreso en df

La société est cela qui établit des différences
Et des procédures de contrôle ;
Dans le supermarché je fais acte de présence
Je joue très bien mon rôle.

J’accuse mes différences,
Je délimite mes exigences
Et j’ouvre la mâchoire ;
Mes dents sont un peu noires.

Le prix des choses est des êtres se définit par consensus transparent

Où interviennent les dents,
La peau et les organes,
La beauté qui se fane ;

Certains produits glycérines
Peuvent constituer un facteur de surestimation partielle ;
On dit : "Vous êtes belle" ;
Le terrain est miné

Michel Houellebecq, Prise de contrôle sur Numéris, en Rester Vivant, Librio, 1999







Acabo de llegar de la ciudad (o municipio) de Guadalajara, Jalisco; estuve allá seis días. El trasfondo de por qué llegué allá es más o menos simple: un servidor, que ha hecho del oportunismo la causa y el efecto de una vida entera, platicaba con Alice sobre su próximo viaje a tierras chivas para visitar a dos amigas suyas que viven de momento por allá (becas e intercambios escolares). A estas chicas jamás las había visto en mi vida, pero eso no impidió que mencionara mi tentativa de conocer el lugar y que le sugiriera la posibilidad de anexarme en su viaje. Lo más curioso del caso es que al parecer ninguna de las partes (ni invitada ni anfitrionas) tenía objeción en albergar al desconocido. Yo lo mencionaba como cuando alguien pide un souvenir del viaje de alguien, con cierta esperanza pero sin el interés de ver qué le han traído a uno y extrañado cuando resulta que, por muy levemente que uno sugiera algo, puede concederse. Más detalles ya serían innecesarios y personales o anecdóticos (y probablemente se me escaparán, though), pero vale la pena recalcar cómo es que las cosas salen si uno no se preocupa tanto, si uno no trata de controlar todo, cosa, empero, difícil para mí, si uno no le tiene tanta confianza al poder organizatorio de ganar y gastar dinero.
He aquí mis impresiones de allá.


Limpieza notable

Una de las cosas a favor que más me llamó la atención es la pulcritud de Guadalajara. Más allá de la obligatoria asepsia del centro histórico o demás sitios de interés para el turista (y sobre este punto o sobre su carencia apuntaré después), es de notar cómo el tono general de la ciudad es el de una ciudad limpia. Cierto, esto, sobretodo para quien sea oriundo del DF, le quita algo de vida a las calles y las hace más evidentes en su arquitectura (o mero soporte) gris y funcional, pero en sí el que las calles sean limpias le da un toque de bienvenida y calma al visitante. La casa donde tuvieron a bien recibirnos se alojaba en una zona que difícilmente se veía contaminada, si acaso hojas de árboles y ramas y demás, pero esto le daba un bonito (y supongo que en casos de una estancia más prolongada también deprimente) humor de suburbios de película gringa. Las casas cuentan con una especie de cesta de metal a la entrada en la que dejan la basura, la cual creo que pasa sólo un día a la semana. Este tinte de limpieza no evita que algunas personas resuelvan tirar sus envolturas y residuos en el primer lugar y momento en el que su mano se cansa de cargarlos, pero digamos que la ciudad y una especie de conciencia colectiva se esmeran por que Guadalajara se vea limpia. Nótese también que no faltan ni grafittis ni estampas en la calle.

No hay perros callejeros

Cuantos hombres donde antes paseaban tantos perros. ¿Quién podría asegurarme que el trueque ha sido benéfico?
Guillermo Fadanelli, Malacara, Anagrama, 2007

De esto me di cuenta por una mención casi desintencionada de Alice: los perros callejeros son una fauna desconocida en Guadalajara. Creo que esto también es parte de esa vida semi apagada que comentaba. No recuerdo haber visto ni un sólo perro andando impunemente por las calles, ni del centro histórico ni de las zonas de casas. Esto le da a las calles una sensación de que nadie está tramando ningún plan maligno: no hay basura desperdigándose en el suelo, no hay perros vagando por ahí. Algo me dice que la gente con canes decide tenerlos libremente dentro de sus jardines y que allí hagan su vida.

Muchas reglas

Algo que me llamó la atención es la cantidad de reglas y de procedimientos de pasos inquebrantables en todos lados de Guadalajara. Hay muchas aclaraciones escritas por todos lados y la mayoría de la gente las acata. Por ejemplo, al metro de Guadalajara le bastan dos policías (sí, dos) para mantener el orden en cada estación, uno de un lado para darle acceso a los estudiantes con descuento y revisar ocasionalmente los andenes. Las reglas del metro (que según parece todos se refieren a él como Tren Ligero) están impresas en los andenes, y algunas de ellas dan materia para pensar en lo que llega el vagón (lo que quiere decir un rato más o menos mayor al de aquí). Por ejemplo, se especifica que uno debe estar en los andenes el tiempo necesario para realizar su viaje. Es decir, nada de haraganear; por supuesto que no hay ni un solo vendedor, y una estampa de prohibición recurrente además del no fumar es No Música.
Otro ejemplo de la normatividad-de-hecho tapatía es que los asientos reservados a ancianos, ciegos y minusválidos están pintados de amarillo y siempre se respetan, siempre. No sé, la gente parece ser muy correcta.

Cunden bufetes chinos

Los restaurantes de Bufetes de comida china cunden en el centro histórico de Guadalajara, para donde voltees habrá uno. Según nos contaron (y según medio comprobé ayer) no suelen ser lo más delicioso y sí son muy grasosos. El precio oscila entre los $38 y los $50 pesos. Alice me comentaba cuán triste debe ser salir de tu país para levantar un restaurante de comida típica en otro país lejano donde con trabajos entiendes el idioma. Aquél donde comimos anoche se anotaba: Buffet: aquí / para lleva. O en los baños, un par de parcos letreros dividían: Hombre / Mujer. En algún momento de la noche, la escena era preciosa. Al fondo, cerca de la puerta de la cocina, la que parecía ser la abuela revisaba una caja de vegetales sentada en un banquito casi a nivel de piso, el hijo o yerno cargaba cajas de basura a la calle, en una mesa la hija o nuera hacía cuentas en una mesa, muy al frente, la hija de los dos últimos, una niña preciosa (¿ya he comentado que no soporto a los niños?) de unos tres años o menos, jugueteaba con un caballito inflable. Era como una foto de Jeff Wall. No comí delicioso pero salí de muy buen humor.

Adolescentes parecidos

Alice dice que tengo el problema de llamarles emos a todos los adolescentes en general. No sé si esto sea un problema, pero lo que sí es cierto es que la mayoría de los adolescentes de Guadalajara que me tocó ver se visten más o menos igual. Ya saben, hoodies, tenis Converse, perforaciones altaneras y sinceras en la cara, pantalones pegados, ojos de chicas fuertemente enmarcados en negro. Hay una especie de sensación de que los adolescentes tapatíos están en paz, pero qué es la adolescencia sino eso. Y lo contrario.

Ciudad de las inundaciones

Unos dos o tres días de los seis que allí estuve me tocó ver cómo Guadalajara, pese a su previsión y limpieza y rectitud, se ha acostumbrado a vivir armoniosamente con las inundaciones menores. Basta una lluvia más o menos fuerte para que pasar de banqueta a banqueta sea casi imposible. Charcos en los que cabe el pie y buena parte de las pantorrillas, tanto en las calles del centro como en las zonas de casas; la necesidad de pegarse a los edificios más alejados del arroyo vehicular para evitar ser mojados por un coche. La casa a donde llegamos acababa de reponerse de una inundación. Mientras caminábamos con prisa por la lluvia, ves a la gente parada frente a los comercios con un rostro de quietud interesante. Realmente no parece ser un problema, las coladeras no están por todas partes como aquí, que constituyen parte de la decoración pintoresca del DF. Pareciera que nadie tiene ganas de ponerle peros a la temporada de lluvias y yo lo apoyo.

Transporte confuso y caro

El transporte colectivo en Guadalajara cuesta $5 en general, sin distinción de destino o rutas, y todos te dan boletos multicolores, y amenazan con que los conserves pues puede haber revisiones a medio viaje. Lo complicado, sobretodo para el fuereño, es la labor de aprenderse las rutas. Los camiones no están ataviados por los carteles de diferentes colores fosforescentes de aquí, sino que todos tienen sus destinos escritos en la misma tipografía y el número de ruta en lo alto, eso es lo que uno se debe aprender. Es muy difícil. A la ruta 633 le suceden la 633 A y la 633 B. Parece que hay camiones por todos lados, donde voltees hay camiones en movimiento, y como todos son el mismo modelo y más o menos el mismo color, es raro. Un punto a destacar es que si eres estudiante el mundo es tuyo. El transporte cuesta la mitad para ancianos, menores de 12 años y estudiantes, quienes tienen que comprar boletos intercambiables en sus escuelas por $2.50, que también les hacen válidos en el Metro. Una de las complicaciones de reconocer las rutas de los camiones es que igual se pasean por avenidas importantes que por zonas de casas, lo que hace visualmente muy confuso reconocer dónde se va. La ciudad, en sí, es muy pequeña, pero esta ausencia de más puntos de referencia importantes hace que para el turista se vea como una banda larga sin muchos cortes.

Muchas hormigas

Notable también la cantidad de hormigueros en las zonas de casas, y de varios tipos. El árbol que descansaba frente a la casa donde nos hospedamos mostraba la mayor parte del tiempo a una línea de hormigas rojas que bajaban con grandes pedazos de hojas que no soltaban y, mirando de reojo las banquetas, había cantidad de hormigueros regados entre las placas de concreto. Si alguien leyó La Vida de las Hormigas, de Maurice Maeterlinck, seguro esbozará una leve sonrisa al leer esto.

No hay mapas

Para el turista las cosas no son ni fáciles ni llamativas en Guadalajara. A diferencia de nuestro bello centro histórico del Distrito Federal, el de Guadalajara no cuenta con un solo mapa público de mera referencia al turista, tampoco los lugares de posible valor turístico tienen algo que los distinga de los demás edificios por la fachada ni nada. Quien pretenda conocer la ciudad con ojos de turista tendrá que solicitar un mapa en algún módulo de información, en el cual tampoco los puntos rojos invitan con mucho gusto a su visita. Es extraño, me dio la impresión de que una ciudad como Guadalajara quisiera sacrificar su atractivo pintoresco-local por uno de una ciudad más moderna y progresista. Por ejemplo, las artesanías no se esparcen por todos lados, si acaso las últimas en el aparador de una tienda de souvenirs dan batalla, pero definitivamente no es un punto a palomear en el itinerario turístico. Su avenida más importante, la que cruza el centro, es increíblemente parecida a nuestra Izazaga mezclada con las calles que rodean la plancha del zócalo. Lafayette es un símil de Masaryk. Las demás calles de importancia que no incluyen al centro son calles muy largas y ya. No sé, pero en verdad pareciera un lugar muy orgulloso de haber superado su etapa folclórica o algo así.

Comercios locales

Una tienda de abarrotes local que compite con fuerza con los 7-eleven y los Oxxos es la cadena de Farmacias Guadalajara, que igual surte alcohol que pan y rollos fotográficos. Desde que tengo memoria me fascinan este tipo de comercios que surten todo lo que uno necesita. Por alguna razón, aunque sabes que no encontrarás nada fuera de lo conocido, te paseas entre los angostos pasillos como si fueras a encontrar una maravilla local. También el Mix-Up es reemplazado por Discotecas Aguilar, donde no sólo venden discos y casetes, sino también instrumentos musicales. Las nieves de garrafa son un secreto a voces muy poco espectacular pero consistente, y el único Sanborns que visité no tenía sección de revistas.

Productos locales

A recalcar: refrescos Caballito, baratísimos y llenos de sabor; Cerveza Minerva, fuerte y consistente (tal vez lo mejor que Guadalajara pueda darle al mundo si es que quisiera darle algo); los Ke-nachos y otras imitaciones declaradas de papas Sabritas. La empresa panadera local más fuerte es El Panqué, cuya identidad gráfica es una cara de un niño, descrita por nuestras anfitrionas como ‘Pan del niño rata’. Mi favorito es el slogan de los Ke-nachos (copia descarada de Doritos), que reza: ¿Quieres estar bien acompañado? Una joya

No hay chivas a la vista

El jueves pasado vagué impunemente por las calles del centro con mi camiseta del América buscando algún tipo de incitación futbolera-violenta, pero no pasó nada. Aún más extraño es que prácticamente no hay gente por allí con sus camisetas de Chivas y Atlas, el futbol no se manifiesta por las calles como pensaba. Si acaso habré visto a unas cuatro o cinco personas, pero nada más. Lo más triste es que me tomé fotos con los monumentos más turísticos del lugar con ella, pero se perdieron cuando Alice perdió su cámara en Zapopan. Dentro figuraba mi video 126 Segundos en Medio de una Plaza Pública / Standing Still in the Middle of a Public Square, en el que se veía a un servidor parado frente al Instituto Cabañas con mi camiseta de la temporada pasada del América durante cosa de dos minutos. Tal vez Alice tenga razón: puede que ella me de suerte, pero yo a ella no.

Banda del arte es la misma

Así como los adolescentes locales son increíblemente parecidos, los post adolescentes que frecuentan las inauguraciones y los lugares de arte contemporáneo en Guadalajara son muy similares a los de aquí y, me imagino, en todos lados. A una inauguración a la que asistí, vi, con mucha extrañeza, que todas las chicas parecían vestirse exactamente igual. No podría explicarlo, pero así era. No me quejo, pero tampoco suelo saltar de alegría.

Belleza tapatía un mito

La belleza tapatía es un mito. Se nos prometieron chicas regias, menudas, y nada hubo de eso. Si hube visto alguna chica que representara con soberbia a la ciudad no se distinguía en nada de cualquiera que uno puede conseguir aquí. Ni del tipo de sabor local ni del tipo ‘rubio-provincia’ se encontraron ejemplos contrastantes. Yo de verdad pensé que Guadalajara era un hervidero de chicas de una belleza local altamente atractiva o de un tipo teenager localista interesante, pero las hoodies que venden aquí también las llevan allá, aunque en menor cantidad, aquí hay más ventas.

Confusión sexual difícil

Guadalajara: ciudad de los mochos y la intolerancia y las chivas rayadas es también una ciudad de chicos y chicas gays, pero resulta difícil adivinar por qué el furor y los embates de altas temperaturas. El ganado masculino (y esto lo escribe un ejemplar muy poco competitivo o sobresaliente) está muy por debajo de la media aceptable. Mrndln me decía: Guadalajara te confundirá sexualmente, pero esto es difícil cuando los jóvenes locales no son en lo absoluto llamativos. Fui a una especie de antro-bar donde se abultaba el otro sector: yuppies, chicas que terminarán en algún lado poco emocionante, juventud con prisa pero sin la menor urgencia. No tengo nada demasiado determinante que decir, pero valga resumir mi opinión en este consejo: si planeas casarte con una tapatía, ve bien sus fotos en el myspace o el hi5 antes de ir para allá, compara.

Parece seguro

Hay en Guadalajara una sensación de seguridad muy agradable, uno siente que puede caminar a las doce de la noche a casa sin prisa y que nada malo va a pasar. Las calles están desiertas de noche y las casas y la distribución de las calles te hacen pensar que es una buena idea caminar solo porque sí. Tampoco la gente se encierra, por ejemplo, en la casa donde estuvimos, era muy común que ambas puertas (casa y exterior) estuvieran abiertas la mayor parte del tiempo, y más o menos lo mismo ocurría en las casas vecinas. No vi mucha gente de aspecto amenazante en las calles, pareciera que la gente está enfocada en seguir sus cosas a lo largo del día. Guadalajara no parece ser una ciudad propicia para el ocio, y esto incluye a los maleantes. Ah, y a diferencia de aquí, me cuentan, la zona de Polanco de allá es bastante fea y peligrosa.

La Planta y la centralización

Una de las cosas que más me atraía de ir a Guadalajara era visitar La Planta, que es (era) como La Colección Jumex de allá, y era la colección de Grupo Omnilife. Lo triste, y de esto me enteré cuatro días antes, es que el espacio decidió cerrar sus puertas definitivamente ayer, debido a la poca afluencia de público e interés. Este espacio, en los nueve meses que duró, albergó una exposición curada por Michel Blancsubé y en sus últimos días presentó el video No Snow on the Broken Bridge de Yang Fudong (uno de los videos más increíbles que haya visto). Vergara dice que se cierra porque la gente no va, no le interesa, pero bueno, es provincia, se lo estaba buscando, aunque el proyecto tendrá que aprender de los errores y bajar sus expectativas. He aquí mi punto: siempre he estado muy a favor de la centralización, cuando me enteré de la llegada del Guggenheim a Guadalajara me llevé las manos a la cabeza: No, idiotas, allá no funciona, tráiganlo aquí. Vamos, es provincia, es necesario traerlo acá. Mis puntos son débiles, pero creo que es necesario poner los pies en la tierra y enfocar esfuerzos. SI uno desperdiga esfuerzos desperdiga interés. O algo así. No diré más.

Calor vulgar

Una palabra que puede describir al calor de Guadalajara es su carácter vulgar. El sol no es tan fuerte, no pega mucho, no quema, sin embargo mientras caminas por la calle sientes que se metió dentro de la ropa y que hierve y nada de afuera te da pistas de semejante calor.

Los murales de Orozco

Una cosa increíble fue ver un par de los murales de Orozco en el palacio de gobierno y en el Instituto Cabañas. En verdad que verlos en vivo es una experiencia fuerte. No puedo decir mucho más, pero ni siquiera pensaba que sería algo tan memorable como lo fue.

No hay edificios

No me paseé mucho por Guadalajara, pero prácticamente no vi edificios de departamentos, o por lo menos casi no los vi, es obvio que la fiebre inmobiliaria aún no ataca a la perla tapatía. Es curioso, si esta ciudad está en vías de deshacerse de su sabor folclórico y adoptar uno más cosmopolita, la nula presencia de edificios de cubículos con catres y cocinas de tres metros cuadrados contradice esto. Es raro, pero de verdad, ni siquiera puedo imaginarme todo lo que implica la aparición y habitación de estos edificios (poblados principalmente por familias en busca de un último lugar donde descansar o nuevos ricos). En Guadalajara hay casas, muchas, y muy bonitas, y limpias. Quizá Provincia nunca dejará de ser provincia.

La vida acaba temprano

Este es el punto más importante. La vida en Guadalajara es difícil, todo acaba a las diez de la noche en general para el peatón. Los camiones dejan de pasar a las diez pm, el metro cierra a las diez y media. El viernes intentamos ver la exposición de Carlos Amorales en la OPA (sin éxito, aquí y en todos lados se considera que salirte del trabajo quince minutos antes es normal) y salimos de allí, con la cola entre las patas (y con $10 menos) a la calle sólo para ver como algunos grupos de gente corría para pescar el último camión y que la calle, en general, estaba completamente desierta. Utilizamos el metro para mayor seguridad. Lo abordamos a las diez con cinco o algo así y pasó, muy probablemente el último, a la media. Todo allá en Guadalajara es lento, no me parece posible vivir con un horario que termina a las diez de la noche; el día, por otro lado, no rinde, los traslados son abotagados y pesados (el sol se encarga de ralentizar todo esto) y el tráfico quiere parecerse al del df, que ha de ser como el de todos lados. Quizá ese toque de queda es lo que mueve a los jóvenes a apretarse entre sí, a correr, a juntarse los domingos afuera del 7-eleven para ver qué pasa. Siento, no se me pregunte por qué, que Guadalajara es la ciudad más adolescente. ¿Será parte de nuestra generación (mi generación) responder a la bofetada de desprecio del que es más joven que uno, con otra de indiferencia y desdén? Yo digo que tal vez.




Y de vuelta aquí.

Más comentarios altamente localistas en próximas ediciones (dejen llego).
Mientras la recomendación de la semana.



19:30 hrs. Marina Nacional / Natalia Calderón @ Cuarto de Proyectos Suéter / Abo


Vayan a esta exposición. Doble motivo para ir. Primero, porque expone Nat, que es mi amiga y deberían ir y ver su trabajo, recomendable; en segundo lugar, porque es la inauguración del Cuarto de Proyectos Suéter / Abo y siempre es bonito estar en los inicios de algo. Impronta, tal vez. Como sea, es este jueves y si son o no de esa banda de arte y así, por allá la vemos.

Y ya me voy, que tengo esa extraña depresión de cuando uno llega de vuelta a casa y tengo que esperar cuando menos 24 horas para disiparla. Qué cosa, ni diez horas de estar aquí de vuelta y ya maldigo y refunfuño como siempre. Voy a llorar.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que la verdad nunca has dejado de refunfuñar. Solo lo postpones.
Ja.
Te lo dice el señor más amargado del mundo.
Y como no se francés, pues no entendí lo del principio, pero lo que si queda claro es que me da mucho gusto que no te hayas confundido sexualmente en el estado que debria hundirse, con H y no con J como locamente lo escribi en myspace...
Esa depresión es de las más raras que me ha tocado vivir. Aún no se a que se deba, pero tiene el mismo efecto que cuando vienen ·"amigos" del interior de la república y los hospedo. Oh, acabo de caer en cuenta: Debe ser el "cae a la realidad de nuevo". Si. Te alteran el entorno un rato y ya que te acostumbras, vas de regreso. Ash.
Y la cosa estupida chistosa que hice hace rato; que creo que no dormir y no salir de verdad afectan: De repente me dio por buscarte y en friega me pare a la computadora, abri firefox, teclee la url de tu blog y me asomé a la pantalla así como esperando un cambio, pero no un nuevo post o algo, sino verte, o ver tus pertenencias tiradas por ahi, y como vi todo igual, aun me atrevi a pronunciar en voz alta -yo sola- "ah no, aun no ha regresado"...
Fin.

sirako dijo...

chale bob, soy adicto a tus posteos. y ahora aprendí un chingo de cosas que nadie dice ni dirá sobre guadalajara. tengo ganas de irme a vivir por allá, las rentas son baratas.

en fin, saludamientos y espero poder el juevesss

Anónimo dijo...

Desde mi etílica visión de mundo, creo que la Minerva es la mejor cerveza del país. La única otra que podría competir es la Casta, pero se queda lejos. Ahora en superama hubo feria de la cerveza y se encontraban cajas con todos los tipos y sabores Minerva, no sé si todavía siga esa madre.

Qué horror, todo un largo post sobre variados temas y lo único que atino a comentar es sobre alcohol...

O.M.A.R. dijo...

Sólo tu memoria podría relatar tan exquisitamente una semana en Guadalajara...

Ahora siento algo como la nostalgia (gracias a mi imaginación, pues no creo que la nostalgia sea válida cuando no hay un verdadero conocimiento de aquello por lo que se cree sentir) de no haber ido también...

Ya será en otra ocasión.

L. Ang dijo...

no sé si me gusta guadalajara. voy cada rato, por familia, y no había notado ni lo de las hormigas, ni lo de los perros. concuerdo con tu descripción del calor, entre otras.

si, nos veremos el jueves.
¿todavía tienes ese libro de gallimard?

L. Ang dijo...

no sé si me gusta guadalajara. voy cada rato, por familia, y no había notado ni lo de las hormigas, ni lo de los perros. concuerdo con tu descripción del calor, entre otras.

si, nos veremos el jueves.
¿todavía tienes ese libro de gallimard?

L. Ang dijo...

perdón no sé por qué apareció 2 veces. yo sólo lo mandé 1.

Oscar dijo...

Cabron, como escribes, ni para leer una entrada completa tuya, tengo poco tiempo para visitarte y me sales con esto...

Te reto a escribir una entrada en 10 renglones, seguro no puedes y te tiemblan las piernas... popotitos...

(por cierto hice reservación para el babaroa´s tour and present all in one¡ si me responden te confirmo, y vamos, ha y por cierto ya te hablo Pisanty? reunion de despedida en su casa el sabado desde las dos, estas invitado, no faltes esta vez, haah, ya viste la tempesta semestral editada por frances que no le para la boca con obra(entre muchos otros)de alemán que citas y utliza basuritas, echale un ojo, ta buena,)

Saludos

C. De La O dijo...

Siempre quise ir a conocer GDL, ahora no se sí quiero más o no. Lo que debo decir es que los esfuerzos del Señor Vergara por llevarla al premier monde, se ven continuamente eclipsados por la hueva habitual de cualquier provincia. Lo que si me sorprende es que sea tan limpio. La hora que estuve allí también me lo parecio.

En cuanto a lo de las hojas y los suburbios, te puedo decir my dearest Bob, que uno que vivio en suburbios sabe de que hablas perfectamente.

Y gracias por anunciarnos, la pieza de Natalia es una gran pieza y la festejaremos juntos.

Guillermo N. A. dijo...

Hola...

He leido de principio a fin tus apreciaciones, de suerte que he terminado con los ojos llorosos por el brillo de la pantalla y casi no haber parpadeardo... como suele decirse, las he devorado con los ojos... las estimo mucho en lo que valen... (no sé bien qué signifique esto, pero suele decirse cuando algo te gusta...)

Bienvenido a casa Bob...