29 jun 2008

Why don't you ever get the point? / You're much too slow for me

Te pareces a esa chica de la que está enamorado Charlie Brown, que nunca aparece, que creo que de hecho es pelirroja y que es así, muy misteriosa, que ni siquiera se inmuta. Sí, tú eres más o menos así.


La esfera de ‘vida real’ que suele ser el principal pretexto de este blog es cada día más escasa. A cada inconveniencia que aparece (cosa común), la idea de postearla no se me cruza por la cabeza. Más bien es sentido común, una idea general de supervivencia (que debería entenderse como lo mismo que dignidad, pero no es así como es) o un método de defensa, creo. Por ejemplo, podría escribir de cómo tendremos que mudarnos próximamente, de cómo recién visité los lugares donde pasé mi infancia y no deja de ser triste saber que no regresaré allí salvo por algún caso de extrema buena suerte u oportunismo, pero hey, así se supone que debe funcionar siempre. Pero la verdad es que últimamente lo que más bien he hecho es leer los mismos libros y escuchar los mismos discos. No ha habido encuentros furtivos, no ha habido depresiones súbitas (hurra –y léase con pasividad- por eso). Creo que la última vez que el corazón me latió fuerte fue hace un par de días, el martes para ser más exactos, cuando vi en el anaquel de editorial Alfaguara el último ejemplar de La Posibilidad de una Isla de Houellebecq en esa venta de remates del Auditorio Nacional. La verdad es que sí, en efecto, había mucha basura, pero había dos que tres saldos (y no tanto) que valían la pena y muy bien. Pagué la mitad de lo que suele costar en tiendas: $100. ¡Victoria!, le dije a Alice, que me acompañaba ese día, mientras se lo mostraba e frente. Ya empiezo a pensar que de verdad la suerte me acompaña cuando Alice está presente: las brocas me las dan al dos por uno, los cafés de $15 cuestan $11, las biografías Sunrise de Duchamp, Monsiváis y Proust aparecen en las papelerías, así como las engrapadoras de brazo largo, o aquella vez que encontramos Microsiervos de Coupland por la irrisoria cantidad de $90 en un puesto callejero, o ahora, que encontré ese libro de Houellebecq entre un mar de libros-basura. He allí lo que he hecho: encontrar cosas, caminar en el sol, ver cómo lo inevitable pasa. Ver cómo lo evitable no pasa. Ver las dos cosas.


En los últimos días me hecho de las siguientes posesiones materiales:

-La Posibilidad de una Isla, de Michel Houellebecq
-Una engrapadora de brazo largo (cuidado, mundo de las publicaciones de arte raras y hechas a mano, tengo con qué) y una caja de grapas
-50 biografías Sunrise de Marcel Duchamp (Ah, Duchamp)
-50 biografías Sunrise de Carlos Monsiváis
-Un grabado
-Microsiervos, de Douglas Coupland
-Un helado de yogurt sabor nuez
-Muchos periódicos de arrrte
-Nueve cervezas gratis
-Otras tantas (no, de hecho menos) un día antes
-Una estampita cuya leyenda resume mi vida amorosa: “Que las expectativas no excedan las posibilidades”.
-Una tortuga de cerámica de esas que suben y bajan la cabeza como si estuvieran de acuerdo todo el tiempo (esa apareció en mi escritorio, cosa rara)
-Un par de camisetas
-Un par de chamarras


Supongo ya ha pasado antes, que se recuperen los ímpetus de repente, con cierta sorpresa, pero no deja de ser extraño ver cómo no deja de sorprender a pesar de todo: que pienses, nada, ya nada, olvídalo, y después te bastan unos segundos, unos segundos después de varios días, para decirte que sólo estabas distrayéndote del objetivo principal, cosa de ánimos o humor solamente, algo circunstancial, y que tendrás que seguir, igual, con las dificultades y todo, pero no podrías hacer otra cosa. Habrá que seguir intentándolo, sí. Seguro valdrá la pena. Sí.


Ya acabé de leer Generación X de Coupland. No mamen, es un librazo, tiene momentos increíblemente bonitos. Léanlo, en verdad. Además, todas las expresiones que explica son increíblemente proféticas. Bueno, quizá no proféticas, pero hay cosas que no dejan de joder la vida de nadie. Como eso del Jet Set Pobre, o el bajofondismo. ¿Cómo se llamará aquel complejo que obliga al que asiste a fiestas a conectar invariablemente su ipod a la compu donde se oye la música? Piénsenlo. Es un fenómeno relativamente nuevo del que las películas y las novelas sobre post adolescentes aún no ahondan. Música de yuppies. Ja. Hay un capítulo en Petits Autels, de Wyatt Byrnamm, donde el tipo se clava haciendo algo así como un altar-instalación en su casa, algo así como el sujeto de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo con el puré de papa, pero en plan libro-culto-sublimado. No creí encontrar eso en otro lado y en Generación X lo hay, cuando Andy llena el cuarto de velas y…oh, estoy a nada de mandarle un mail a Douglas Coupland para agradecerle. Lean a Coupland, por favor.

He aquí un a muestra:

Pero yo tengo una sensación…
Es la sensación de que nuestras emociones, si bien maravillosas, resultan vacías, y me parece que eso se debe a que somos de clase media.
Ya se sabe, cuando uno es de clase media, tiene que vivir con la conciencia de que la historia le ignorará. Tiene que vivir con la conciencia de que la historia nunca apoya sus causas y que la historia nunca siente pena por ti. Es el precio que hay que pagar por las comodidades y el silencio cotidiano. Y debido a ese precio, cualquier felicidad es estéril; cualquier tristeza carece de consuelo.
Y cualquier pequeño momento de belleza intensa y refulgente como el de esta mañana quedará completamente olvidado, disuelto en el tiempo como una película de super-8 abandonada bajo la lluvia, sin sonido, y pronto reemplazada por miles de árboles que crecen en silencio.



Platicando con Sirako, coincidimos en que las plantillas de mensajes predeterminados de celular deberían incluir uno que dijera: “Sabes que te amo”.

También platicamos sobre la idea de hacer una banda de pura gente alta. El nombre de la banda ya está, es genial, con eso nos basta para que sea un éxito; se llamará: “Poca Cultura de la Gente Alta”. La idea me vino de un comentario que ella hizo y es un contexto del que ustedes, lo siento, se perderán. Si eres alto y tocas algún instrumento y tienes un blog, bueno, nadie es perfecto.


A: ¿A quién le gusta el jazz?
B y C: (al unísono) ¡No mames, wey, pon algo más movido!
D: Me chocan estas fiestas, yo quería ir a bailar.
E: Te amo. Lo siento, tenía que decírtelo.
(D se ríe sin mucha malicia o efusividad, no se mueve)


Si he de agregar cinco canciones a ese cd quemado hipotético que me llevaría a una isla desierta, agrego estas:

6. Sonic Youth/Sunday 7. Mudhoney/In the blood 8. Pink Floyd/Dogs 9. Entre Ríos/Más 10. Morphine/I'm Free Now


Mi novela sobre post adolescentes y grouppies de la escena musical local que de hecho no existe tiene nuevos elementos a incluir: gente que pone sus ipods en las fiestas, jazz que a nadie le interesa en las mismas fiestas; la aparición (más bien el recordatorio) de una generación más vieja cuyos miembros, invariablemente, tienen por lo menos un disco de Ornette Coleman o Charlie Parker y les gustan las películas de Woody Allen; usan, además, chamarras más masculinas que el tono imperante (y despistado, condición sine qua non). Chicas que dejan a sus novios por chicos que parecen –o son, casi lo mismo- emos. Eventualmente comenzaré a escribirla. ¿Se podrá hacer una novela que consista únicamente en describirla? Seguro no.


Ah, y cómprenle una piedra al Bicho (así como se oye), que es artista y es mi cuate. Más informes aquí o en su blog. Sobra decir que está baratísima y es un proyecto de arte y esas cosas que a los artistas nos gustan. Ya voy por la mía.


Ya me voy, que ya va a empezar el programa de los gordos, que es el mejor del mundo, que me emociona y me llena. Necesito novia, lo sé.




Why don’t you ever get the point
You’re much too slow for me

Why don’t we ever flip our coin
Reliability

Some like it a lot
Just give a little to me

That’s why I sing this song

They call us crazy early birds
Too early never hurts

Warmth is not as dangerous as
As dangerous as those words

Some like it a lot
Just give a little to me
That’s why I sing this song

Sometimes
We’ve got to sing this song

Sometimes
It takes us way too long

Sometimes
We’ve got to sing out of key

Winter never gets me down
It's just a feeling
Feeling fine

To care for you or not to care
A goddamned thin thin line

Sometimes...

Hooverphonic / Sometimes / Singles 96-06




(el título de este post iba a ser "Il faut tenter vivre", tómese en cuenta, aún así funciona: gracias por el grabado, Alice)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Creeme, no necesitas novia.
Las novias son malas. Peor aun que ver el programa ese de los gordos, porque como dices, te cambian por otro.
Yo fui una novia.
Te escribe la voz de la verdad. [¿Las voces pueden escribir?]
Bah, como sea.
La gente no es buena ni mala. Todo es indiferente, todo depende de las circunstancias por las que hayan actuado.
Oye, prestame a tu amiga para ver si me da un poco de suerte... aunque pensandolo bien, no, ¿para que la quiero?
Mejor ayudame a rezarle a santa palmera "Para que le toque en la noche, y no tan lejos"
Pd: acabando de leer el mail, vine a leer aca.
(:

Luis Frost dijo...

dicen que hay tiendas de novias, si doy con una dejo un comment... a menos que sólo quede una, en ese caso desaparece mi buena ondez.
ahora que, si es chaparrita y puede hacer piruetas, podría ser la vocalista de la banda

Mauricio Carlos dijo...

Gracias por promocionarme Robert.

Lo de la banda de gente alta está cagado, solo que no me gustaría ser el más chaparro de la banda!! A ver si si se arma.

Y róbate la ventana vacía está muy buena. Luego te paso el código.

El Rufián Melancólico dijo...

"¿Se podrá hacer una novela que consista únicamente en describirla? Seguro no."
Pitol lo hace, cfr. el inicio de Domar a la divina garza. Saludos.

Jo dijo...

pues igual consiguete una novia.. o una gorda.. pero qu eno se sienta la divina garza que no exceda las expectativas tampoco en el peso que te haga reir que tenga pila.. y buenas ocurrencias que sea habil para eso de la palabreria y que no sea muy alta... para que no quiera entrar a tu agrupacion sino poco espacio libre tendras a menos que te guste estar como muegano

sirako dijo...

en este post tuve un deja-vú, no es cierto, dos.

por otro lado, mi comentario se esfumó cuando fui al blog del bicho y su obra está de pocamadre de pocamadre.

Anónimo dijo...

Sobre eso de la novela y la descripción, ¿leíste el Museo de la novela de la Eterna, de Macedonio Fernández? ¿A poco no tiene un título precioso? Pues hace algo parecido a lo que dices, o quizá no, pero igual es una chingonería. Esperemos pacientes a ver cómo viene el américa. Saludos, amigo Bob.

O.M.A.R. dijo...

Ya corre ese libro de Coupland, no es la primera vez que te lo pido.

Yo si quiero una piedra del buen Bicho, pero por el momento ando corto, muy corto, de fondos.

Jaja, por cierto, he llegado a la conclusión de que tu boiler es de leña.

Poala dijo...

Oh robare tu título, y lo de las expectativas, eso explica muchas cosas.
La última vez, que el corazón me latió fuerte, fue hace como dos años, literalmente fue duro y me dolio, y ni tenia razón de ser.
Como 50 biografías de Duchamp? Te imagino robando panfletos, fue algo así?
Yo compro tu libro, te pago en grapas para tu engrapadora de brazo largo, de la cual nunca había oído y me la imagino como una guillotina, tipo las de papelería no Maria Antonieta.
Cual es la estatura requerida para poca cultura de la gente alta? Tocar un instrumento es indispensable?

Mario Vela dijo...

Duchamp, ese tipo rockea y mas su alther ego jejeje.
ese libro de coupland , ese parrafo sono genial, tratare de conseguirlo, cuando termine lo que leo ahora,

por cierto la ultimas vez que mi corazón latio fuerte fue hace igual dos años, pero no se si me gustaria que se repitiera, maybe not.

una novia, mmm, eso no trae nada bueno o tal vez si despues de un tiempo seria bueno, ¿no?.

siendo las 2:30 de la mañana con fondo musical de chopan declaro que me muero de sueño
jejeje
asi que cuidese
saludos!!